Asume el propósito de poner en movimiento los mecanismos a través de los cuales funciona un régimen democrático. La digitalización de la comunicación política impone retos importantes como la vasta producción de fake news.
La comunicación política, entendida como “el conjunto de discursos, símbolos y/o contenidos de interés colectivo que se intercambian, confrontan y contrastan en la esfera pública y cuyo impacto se ve reflejado en la toma de decisiones” (Sosa, 2021), ha visto fortalecido su campo de acción a partir de las transiciones a la democracia luego de la Segunda Guerra Mundial y particularmente en América Latina durante los 80’s, lo que se conoció como la tercer ola de democratización (Huntington, 1994).
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Y es que con la descentralización del poder político, ya no presente en la figura del ejecutivo o en un solo partido político, diversos actores han tomado mayor relevancia en la construcción de la agenda pública. Estos actores han adquirido mayor importancia en la toma de decisiones, ejemplos de ellos son los diversos partidos políticos, movimientos sociales, periodistas y la ciudadanía en general.
En este sentido la comunicación política asume el propósito de poner en movimiento los mecanismos a través de los cuales funciona un régimen democrático, propiamente dicho. Pues su objetivo es, mediante la persuasión, obtener, conservar o legitimar el poder político; ya no a través de la coerción como en los regímenes autoritarios.
Por ello es una necesidad de la democracia y particularmente de la comunicación política que los mensajes, ideas y propuestas políticas lleguen a la mayor cantidad de personas que conforman una sociedad, puesto que en democracia el poder es legítimo si se otorga desde abajo, desde el ciudadano (Sartori, 1988). Por tal motivo, los medios de comunicación tradicionales habían jugado un papel fundamental dentro de la democracia, pero existieron muchas críticas acerca de la cobertura selectiva que desde los medios se realizaba al debate público y político, a tal grado de ganarse el mote de “Cuarto Poder”.
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Durante décadas se pugnó desde diferentes sectores de la sociedad y por toda América Latina por la democratización de los medios y de los contenidos que influían en la ciudadanía acerca de sus orientaciones políticas. Esto sólo cambió con la llegada y el despliegue de las redes sociales (gracias al desarrollo e innovación de las tecnologías de la información y la comunicación). Por lo que los contenidos se pluralizaron y las fuentes de información se multiplicaron exponencialmente; ya que la capacidad de generar contenidos con un importante alcance, literalmente se encuentra en las casas de los usuarios o incluso en sus propios bolsillos.
La digitalización de la comunicación política ha venido a fortalecer los procesos democráticos en los diferentes países de la región. Al mismo tiempo, impone retos importantes como son la vasta producción de fake news que lejos de abonar al debate público y a la participación ciudadana, generan desconfianza, confunden y polarizan sociedades ya de por sí muy divididas y frecuentemente azotadas por fenómenos como la violencia y la corrupción.
Fuente: Redacción.
Fuentes de información
- Huntington, Samuel P. (1994). La tercera ola. La democratización a finales del Siglo XX. Buenos Aires: Paidós.
- Sartori, Giovanni (1988). Teoría de la democracia. El debate contemporáneo. Madrid: Castellana Alianza.
- Sosa, Georgina (26 marzo 2021). Comunicación Política. Recuperado de: https://prontuario-democracia.sociales.unam.mx/comunicacion-politica/
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