Una lucha por las instituciones y las apariencias políticas
Luego de la Segunda Guerra Mundial, una gran cantidad de países comenzaron a transicionar hacia la democracia, encontrando en este tipo de régimen político, particularmente en los procesos electorales la forma no violenta para alcanzar, cambiar y legitimar el poder político. De modo que actualmente son pocos los países donde no se practican elecciones.
Sin embargo, lo cierto es que, si bien las democracias no pueden existir sin elecciones, los procesos electorales sí pueden coexistir en regímenes no democráticos. Precisamente este es el principal problema que plantea Andreas Schedler en su libro La política de la incertidumbre en los regímenes electorales autoritarios, donde describe las formas en las que operan los autoritarismos para mantenerse en el poder en un contexto internacional donde la democracia es promovida desde los organismos internacionales y demandada por los ciudadanos en todas partes del mundo.
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Y es que, el politólogo del CIDE sostiene que todos los gobiernos requieren desarrollar formas de legitimación para mantenerse en el poder y sostener determinado tipo de régimen político, particularmente cuando la oposición comienza a cuestionar las formas en cómo se ejerce el poder. Por lo que los autoritarismos tuvieron que incorporar elecciones para continuar detentando el poder político.
En este sentido, las elecciones adquieren tres funciones distintas bajo un régimen autoritario, pues pueden llegar a ser un adorno, un instrumento o arenas de competencia asimétrica. En esta última es donde surge un conflicto político natural, donde la oposición alcanza oportunidades reales (aunque muy limitadas) para movilizarse, impugnar y buscar transformar el régimen político.
De tal modo que, Andreas Schedler señala que esta lucha por el cambio de régimen, entre gobierno y oposición, se traduce en la pugna entre dos tipos de incertidumbre: la institucional y la informativa. La primera de ellas se refiere a las amenazas al régimen y la segunda, a la opacidad de información para identificar estas amenazas. Por lo que el gobierno autoritario requiere de una doble defensa del régimen político, la construcción de realidades institucionales y la construcción de apariencias políticas.
El autor destaca que la función de las instituciones de un régimen es la de dar certidumbre, a través de un conjunto de reglas que regulan la detentación del poder. Por lo que las amenazas son aquellas que socavan la certidumbre institucional.
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La política de la incertidumbre es, bajo esta lógica, la forma que adquiere la lucha de los gobiernos autoritarios por identificar, contener y neutralizar estas amenazas del régimen. Por tal motivo, este tipo de gobiernos desarrollan diversas estrategias para manipular la estructura institucional democrática, la acción individual, la acción colectiva y llevan a cabo expresiones públicas que demuestran su capacidad de dominación y unión del régimen.
Por su lado, la oposición desarrolla al mismo tiempo acciones políticas para explotar las vulnerabilidades institucionales del régimen, así como expresiones públicas que logren destruir la imagen unificada de invencibilidad del propio régimen autoritario.
En este orden de ideas, se encuentra que la obra de Andreas Schedler se enclava en la herencia politológica de estudiar y explicar los regímenes políticos, descansando en propuestas teóricas tanto clásicas como contemporáneas. Lo cual le permite desarrollar una riqueza conceptual innovadora y bien cimentada sobre los fenómenos de hibridación presentes en los regímenes políticos, particularmente, de regiones como América Latina, África y Medio Oriente.
Fuente: Redacción.
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