Una mayor inmersión en las pantallas como resultado de la pandemia de Covid-19, está dando formas a las relaciones personales, de trabajo y con la forma en la que nos entretenemos.
Hasta hace solo 50 años, las pantallas solamente figuraban en las pantallas de cine y en las televisiones, así como en los más modernos computadores que ocupaban cuartos enteros y otros aparatos especializados en tamaños más pequeños. Es hasta décadas recientes, que estas empezaron a ocupar el puesto central de todas nuestras actividades, tanto en lo profesional como en lo personal, dotándonos de la capacidad de conectar con nuestras familias en otros países o pasar una tarde aburrida de jueves viendo el juego o una película.
Fue a partir de la recién declarada terminada, pandemia de Covid-19, que se aceleró de manera significativa nuestra inmersión en las pantallas: el afianzamiento de aplicaciones de video conferencias y otras plataformas de reuniones a distancia se aceleró, y el mundo del trabajo se transformó a una velocidad antes no imaginada.
La Universidad Autónoma de Puebla publicó un estudio publicado en medio de la pandemia que la refleja lo sucedido en México: 81% de las personas que laboraban en el recién socorrido home office, dijo percibir que trabajaba más y no tenía descanso suficiente, y más del 85% de los encuestados mencionó que desde el inicio de la contingencia tuvo que desarrollar habilidades digitales para trabajar a distancia.
Pero estos cambios no solo afectan en la parte laboral, sino también en el ocio y en el entretenimiento. De acuerdo con nuestro director, Juan Carlos Zepeda, “se han transformado de ser un aspecto secundario en la economía o la política, a estar presente como un elemento que define y orienta toda nuestra actividad”.
Juan Carlos Zepeda Huerta, Socio director de FWD Consultores
El empleo del tiempo libre. En los últimos años, las fronteras que delimitan el trabajo, la convivencia en familia o las relaciones personales se han ido borrando hasta el hecho de ser muy difícil determinar si estamos teniendo un momento de ‘tiempo libre’ o estamos haciendo otra cosa. Debido al celular o la computadora, podemos estar en varias actividades, y el peligro es no profundizar realmente en ninguna de ellas.
La distracción. La curva de nuestra atención ha disminuido claramente gracias a los esfuerzos de las plataformas y redes sociales en competir por mantener nuestros ojos en una pantalla en una avalancha de contenidos inmediatos, divertidos y llamativos. Cada vez es más complicado enfocarnos, reflexionar y analizar. ¿Cómo se transformarán entonces los procesos educativos en los próximos años?
Un estudio publicado en medio de la pandemia por la Universidad Autónoma de Puebla refleja muy bien lo que en nuestro país pasó en este ámbito: 81% de la gente que laboraba en home office consideró que trabajaba más y no tenía descanso suficiente, y más del 85% de los encuestados consideró que desde el inicio de la contingencia tuvo que desarrollar habilidades digitales necesarias para trabajar a distancia que antes no tenía.
Y es justamente en el ocio y en el entretenimiento donde estos cambios pueden generar diversas afectaciones para las personas en todos los sectores: se han transformado de ser un aspecto secundario en la economía o la política, a estar presente como un elemento que define y orienta toda nuestra actividad.
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